Somos ecosistema
¡deprédennos!
El arte y la cultura pensados en función
del turismo es un enfoque equivocado. El arte debe pensarse en su función
principal que es la estética. La cultura debe pensarse en su función principal
que es social, que es la identidad, la memoria y la expresión viva de los
pueblos. La industria del turismo sólo piensa en la explotación que del arte y
la cultura pueda aprovechar y desecha lo que no puede explotar.
Venecia - Una joya en oferta | DW Documental - 2018 muestra la afectación ciudadana producto del turismo.
Esta visión naranja de un conglomerado
industrial cultural y creativo rigiendo los destinos de qué
"producen" los artistas o qué expresión cultural es "más
productiva" y por lo tanto hay que invertir en eso que "produce"
es la misma que ve al arte y la cultura como un "sector" y no como
una realidad social, cultural, estética. No les entra por ningún lado la idea
del oxímoron "patrimonio inmaterial" si no hay garantía de
especulación en éste. Esta visión busca homogenizar todas las expresiones al
mercado turístico y lo que se salga de ese formato, pues que deje de existir
porque no sirve.
Bayer y las abejas | DW Documental. 2020. Pesticidas de Bayer que usa la agroindustria extingue a las abejas.
Ahora manejan el eufemismo
"ecosistema cultural". Concepto peligroso si vemos, por ejemplo, lo
que hace la agroindustria con las abejas: si eres industrial y no vendes miel,
no te importan las abejas y usas pesticidas que las mata, sin importarte
tampoco que al morir las abejas, todo lo demás comienza a morir.
Así, nos quieren hacer creer que somo
"ecosistema". Débil palabra que frente a la poderosa idea de
"industria" nos hace propicios a ser depredados. La historia nos ha
demostrado que la industria depreda los ecosistemas porque los ve como
"recursos". Los explota hasta agotarlos y si tiene la idea de hacer
esos recursos "sustentables" no significa que el resto de los seres
que habitan el "ecosistema" y que no son explotables, es decir, no
son recursos y por lo tanto, desechables. Y no importa su pérdida colateral,
como con las abejas.
Una vez fui a un pueblo que se llama
"El Guamal". Estaba feliz porque iba a volver a comer guama, una
fruta que hace rato no veía porque no tiene mercado, no es un
"producto". Lo triste es que toda la guama había desaparecido del
pueblo que se llamaba así por obvias razones. Ahora todo estaba lleno de palma
de aceite.
La industria del turismo desprecia al
arte y la cultura que no le producen dinero. Y el peligro aumenta ahora que hay
una política de gobierno que actúa como pesticida, una especie de agente
naranja que ve como maleza todo lo que no sea "productivo".
A estas alturas quienes hemos expuesto
esta visión crítica no dudamos que la economía naranja es un invento de un
banco para tomar la economía creativa y cultural como pretexto y así ampliar el
mercado bursátil: cupos de endeudamiento, bonos estatales, todo un festín.
La realidad es que la economía naranja
en Colombia no ha fomentado ni las empresas ni la industria cultural. Se han
gastado una gran cantidad de dinero en "formación" con "capacitaciones"
inútiles en estos tiempos de pandemia, que no salen de los pseudoconceptos
de "innovación" "emprendimiento"
"autosostenibilidad" "reinventarse" y otras por el estilo.
Y a estos pseudoconceptos les sumamos
los que ya vienen campeando desde hace tiempo: "gestor",
"productor" o "creador" en lugar de artista.
"Producto" en lugar de obra de arte. ¿Vamos a aceptar sin resistencia
este paradigma, estos conceptos que nos quieren imponer desde la oficialidad?
Aceptar que ellos nos digan
que somos "ecosistema cultural" sin detenernos a pensar lo que esto
implica es decir inocentemente a la industria: "¡Ven, deprédanos!"
Ahora no hay turismo. Y durante un
prolongado tiempo no habrá. ¿Qué debe hacer entonces este sector para
sobrevivir? ¿Depredar los pocos recursos que pueda tener el Estado para la
promoción y el fomento a la cultura, el estímulo a las artes? El afán de este
barril sin fondo de apoderarse del patrimonio material y su especulación
inmobiliaria parece ahora moverse hacia la cultura, a seguir con la
manipulación y la mentira de que es el turismo lo que debe mover las artes y la
cultura en Cartagena.
William Hurtado Gómez
Cartagena, junio de 2020
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