Ahora se pifia en El Tiempo con otro símil mal
construido. Parafraseando al subpresidente, apela a los siete enanitos de la
Disney, a Blanca Nieves y la madrastra, a quien reseña como malvada y
envidiosa. Al parecer, Blanca Nieves es Duque y pareciera que la madrastra
somos los envidiosos que no reconocemos sus logros. Pero luego, en un giro
melodramático, plantea como paradoja que no es la madrastra, sino los siete
enanitos los envidiosos, malvados y hasta vanidosos. Pero más allá de describir
la deficiencia del exministro de Orange para construir símiles o para escribir
artículos o incluso para dar entrevistas, escribo este texto para hacer una
confesión:
Yo soy uno de esos más de siete enanitos que nos atrevimos
a levantar la voz, en las audiencias del Congreso de la República, contra la Ley
2070 de 2020, ante ese monstruoso Goliat que son los partidos del desgobierno
del #EscobarUribismo reinante. Y lo enfrentamos sin onda, sólo armados con
argumentos que fueron acallados a pupitrazo mayoritario, sordo e insensible.
Yo soy uno de esos más de siete enanitos que
fuimos al Congreso a oponernos a la megavandalización de los siempre paupérrimos
recursos de la cultura, tal como lo han hecho con la salud y el transporte
público, con la explotación minera que acaba con la agricultura, los ecosistemas
y los recursos hídricos o como han querido hacer con la educación y no han
podido, gracias a los estudiantes, a los ciudadanos que se manifiestan
pacíficamente, a quienes el exministro de Orange mete en el mismo saco de los
infiltrados y los llama “lobos delincuenciales disfrazados de mansas ovejas”
que en su obtusa, acomodada y miserable visión dice que aplican “el mismo
libreto de camisas pardas y negras que encumbró a nazis y fascistas” cuando son
esos mismos jóvenes los que han sido mutilados, asesinados, desaparecidos, perseguidos
por las huestes del fascismo oficial y paramilitar, con descuartizamientos
incluidos.
Yo soy uno de esos muchos más de siete enanitos
que comprendemos en lo que han querido convertir al patrimonio: especulación
inmobiliaria de lo explotable entregado grandes industrias del turismo y abandono
hasta la destrucción del patrimonio no explotable (decisión megavándala por
demás) y; ahora, en medio del estallido social, monumentos símbolos de lo inamovible,
del poder marmoleo de los mismos de siempre, de las mismas familias esclavistas
que se sostienen con guerras, mafias, guerras de mafias y mafias de guerra. Monumentos
ensalzados como patrimonio, intocable, aún por las comunidades víctimas de
quienes son conmemorados.
Soy uno de los cada vez más de siete enanitos que tratamos
de comprender, más allá de las ciencias exactas, lo que sucede en la sociedad: la
sempiterna violencia que nos consume y que no se resuelve sólo con matemática
ni química pura. De los que procuramos aportar con creaciones artísticas que
intentan desenmarañar, frente a un público que necesitamos crítico, no consumista,
ese oleaje continuo de conflictos que no se pueden homogenizar, como lo demuestra
el antropólogo argentino Alejandro Grimson, ni mucho menos aplastar, por más fuerza
militar y paramilitar que le quieran meter.
De los que tratamos de escuchar las voces ancestrales
en las comunidades indígenas, siempre violentadas, siempre desplazadas de
manera cíclica por las mismas familias de siempre. Tantos “siempre” que siempre
nos llevan a decir “nunca más” una y otra vez, sin lograrlo, pero sin rendirnos,
generación tras generación.
Y nos toca decirlo así, en español, porque es la
lengua de la conquista, de la colonia y del sometimiento, pero es la que
tenemos también para la emancipación. Y no es por tener apellido o nombre de
origen alemán, como Wasserman o William (Wilhelm) que logremos comprenderlo o
no, o ridiculizarlo, como en la cita que el exministro de Orange invoca. Es por
el punto de vista desde donde lo analicemos: desde la mirada de Goliat del exministro
de Orange que ve a los otros como simples enanos o desde los enanos que no
creemos en la pureza de Blanca Nieves. Desde el punto de vista de los opresores
de siempre o desde el punto de vista de los siempre oprimidos.
WILLIAM HURTADO GÓMEZ
Enano Consejero Nacional de Cultura durante el triste
mandato del exministro de Orange.
En respuesta a la publicación en:
https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/felipe-buitrago/los-siete-enanitos-columna-de-felipe-buitrago-611293
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